¡Los galácticos visitan a su ‘verdugo’ en bata!
El 25 de enero de 1959, cuando el Real Madrid se disponía a desafiar al clima, a los aficionados gritones y a Osasuna en Pamplona, decidió hacer una parada bien ‘hospital’aria en una clínica local. ¿La razón? Visitar a Adolfo Pérez Marañón, un crack de Osasuna que estaba más postrado que erguido tras un accidente futbolístico que casi deja su riñón por los suelos.
Este héroe del balón, famoso por haber anotado el gol clave que hizo rabiar a los madridistas la temporada anterior, se encontraba cual faraón en trance recuperándose tras un brutal encontronazo contra el portero del Athletic, Carmelo. El impacto fue tan épico que casi convierte a Marañón en el primer futbolista en dejar de jugar no por una tarjeta roja, sino por una tarjeta médica.
La incursión blanca en la clínica no fue como cualquier otra visita: Miche y Ramos, dos jugadores del Madrid, llegaron acompañados por el entrenador estrella (y posible amante del té, Luis Carniglia), y unos directivos que, seguro, querían asegurar que Marañón todavía no estuviera en condiciones de marcarles otro gol.
Marañón, quien a sus jóvenes 19 años había sido descubierto con unos zapatos más desgastados que un disco de vinilo en discoteca, vio por última vez la derrota del Real Madrid en su casa el Día de Reyes de 1958. Ese día, con más magia que la de los Magos de Oriente, consiguió un único gol que frustró los sueños madridistas. ¡Moraleja: nunca subestimes el poder navarro!
En honor a su trayectoria, Marañón (quien rompió tantas alpargatas que ahora son reliquias locales), sigue siendo una leyenda en el mundo del fútbol. Tras recuperarse, logró presenciar un partido de su amado Osasuna desde la grada el 14 de febrero, demostrando que los corazones fuertes pueden hacer frente a riñones frágiles.
El encuentro entre Real Madrid y Osasuna acabó con el equipo blanco llevándose la victoria 1-2, pero no antes de que se agradeciera a viva voz el noble gesto madridista. La bondad también tiene su propio marcador en el deporte.
Años pasaron y Marañón, quien llegó a ser un nombre respetado en clubes como Levante, Rayo y Tudelano, sigue siendo una voz clave en la Asociación de Veteranos de Osasuna. Hasta el día de hoy, su legado persiste; al igual que la capacidad del Real Madrid para ganar amigos, influenciar personas y, de vez en cuando, llevar sonrisas a las clínicas.