La grada de Pamplona compone su sinfonía
El Sadar se ha convertido en el escenario de un concierto inesperado, pero no precisamente de palmas y alegrías. Nuestro querido central del Real Madrid, Asencio, recibió más silbidos que el árbitro en una noche aciaga. Desde que el pobre chico fue mencionado en los altavoces del estadio, el público decidió afinar su instrumento vocal para abuchearlo hasta que el mismísimo Mozart se levantaría para tomar nota.
Imaginen la escena: va Asencio a tocar el balón y, ¡plaf!, una ola de pitidos digna de un entrenamiento para cornetas de Semana Santa. Todo empezó con un inesperado solo a los dos segundos de partido que dejó a todos atónitos, y así continuó, jugada tras jugada, hasta que los ventiladores del estadio necesitaban un respiro.
Pero no todo son risas en esta historia, porque existe una razón tras este abucheo digno de un récord Guinness. La grada de Osasuna, más fiel que un perro guardián, no ha olvidado el caso judicial que acompaña al joven central, dejando claro que no tienen muchas ganas de ofrecerle tapas gratis en sus bares favoritos.
Asencio debutó con el equipo madridista ante los rojillos, dejando su marca con un pase de esos que hacen girar cabezas, incluso de Bellingham. Y mientras Ancelotti le encomienda la defensa merengue, podemos decir que esta noche Asencio se llevó una serenata de rechiflas con la que probablemente nunca contó. Así es la vida del central que, como dicen, «si no puedes con el enemigo, ¡que te abucheen con clase!».