Milan ficha un cohete… con botas…
Massimiliano Allegri, el nuevo gurú de la estrategia del Milan, ha desvelado su carta secreta para conquistar el mundo futbolístico: nada menos que Luka Modric, el Matusalén del césped. En su debut como el cerebro tras los banquillos rossoneros, Allegri ha dejado caer esta bomba que suena como un cuaderno de fichajes de un videojuego de FIFA lleno de arengas épicas y risas de villano: «Estamos esperando a Luka Modric. Llegará en agosto, irrumpe como un whisky añejo, mejorando con cada año que pasa».
Con Modric, el mago del mediocampo, Milan intenta construir un equipo híbrido entre un ejército romano y un carnaval brasileño. Tras fichar también a Samuele Ricci, que llegó desde el Torino con un recibo de 23 millones y promesas de goles, Allegri está ensamblando un centro del campo que parece el equipo A, con Modric en el papel de Hannibal y Ricci como su inestimable cara bonita. «Podremos tener a Ricci, Loftus-Cheek, Bondo y Musah; será como montar un puzle de cuatro piezas, donde Modric es el lado que siempre encaja», asegura Allegri mientras imagina una medalla olímpica en su transitiva colección de trofeos.
El legendario Modric, un caballero Jedi del césped que a sus 39 años sigue repartiendo magia con la precisión de un reloj suizo en una montaña rusa, cambiará el Bernabéu por San Siro como si cambiase de calcetines en su tour galáctico. A modo de docu-reality, está aún en el Mundial de Clubes con el Madrid, aunque Allegri ya siente su presencia como si una fuerza mística le guiara. Todo esto, por supuesto, aún está en el aire como un globito de helio en una fiesta de niños, a la espera del «click» final del fichaje, que se sellará tan pronto como el Milan desempolve la alfombra roja y el contrato mágico.