Del Real Madrid al mundo… ¡con escala en Getafe!…
Álvaro Rodríguez, el joven discutido en debates y cafeterías, quiere dejar de ser la estrella fugaz del Real Madrid. Resulta que después de deslumbrar como un cometa perdido contra el Atlético, le tocó hacer un master de «paciencia» en el banquillo y ahora está más impaciente que un niño en la cola de una montaña rusa. Al parecer, Valdebebas no cultiva con suficiente abono sus sueños, así que Álvaro, con las maletas listas, busca un jardín más adecuado para su crecimiento futbolístico.
En su entrevista para Post United, dejó ver que sus botas de fútbol tienen compasión y quieren a lo Job: dejar el nido y regresar con la mayor gloria posible. «¡Tengo que salir!», exclamó, tal vez pensando que en otro cosmos de césped podrá resucitar su sueño madridista. Nos recordó un poco al titilante Gonzalo García, que entre tanto balón se adjudicó una bota de oro y algunos aplausos. ¡Quién pudiera! Mientras tanto, Álvaro sigue deseando superar a Gandalf en eso de «volver con poder».
El joven Rodríguez, al recordar su gol contra el Atleti, alucinó en colores. Cuando le llamaron para calentar, pensó, ¿es esto una cámara oculta? Después de marcar, la fama imprevista le siguió hasta en la cena, con las miradas clavadas como dardos. El chico tenía tanto asombro que hasta pensó en disfrazarse de camarero para pasar desapercibido. Como quien intenta esconder un elefante en un concierto de rock. Épico, dirían algunos.