El arte de correr de menos y perder de más…

Bueno, bueno, amigos del balón, ¿alguna vez habéis visto a un entrenador tan apagado que parecía que se le había ido la luz? Así estaba Don Carlo Ancelotti tras la exhibición del Arsenal en Londres, repartiendo goles como si fueran panfletos en la plaza. Ancelotti, otrora rey del triplete, ahora parecía más perdido que un pingüino en el Sahara mientras el Arsenal se transformaba en el Forrest Gump del campo, corriendo sin parar.

Nuestro querido Carlo admitió que su equipo corrió menos que un sloth en siesta, pero al parecer no era solo un problema de piernas. Al parecer, el Madrid, que antes ganaba las Champions hasta corriendo menos kilómetros que un caracol en una maratón, esta vez fue superado en todo, ¡hasta en número de sprints! Ancelotti prácticamente estaba a un pelo de decir que hasta en los toques de balón el Arsenal se lo tomaba como una competencia de toques en una boda.

Pero, atención, el Madrid vuelve a la carga. Ancelotti, con la calma de un sabio anciano Jedi, aseguró que irán a por todas, como guerreros valientes. “¡Remontaremos!”, afirmó con un entusiasmo que podría animar a una planta. Ah, pero el partido crucial es contra el Alavés, ojo aquí. En ese choque se decidirá si el Madrid sigue siendo el Ave Fénix del fútbol o simplemente otro equipo con el sueño de una remontada. Y sobre los problemas con los horarios, Carlo se resignó como quien acepta que la pizza nunca llega tan rápido como uno quisiera, aunque al menos tendrán tiempo para echar una siestecita de más de 72 horas. ¡Animo Madrid, y pasta la vista, baby!