El entrenador entre dos camisetas…

Carlo Ancelotti anda por los pasillos del Real Madrid con más secretos que un espía de película. Un día es James Bond, salvando la Champions con un gol de película, y al otro, Sherlock Holmes buscando respuestas en conferencias de prensa. Este hombre podrá tener sus relojes a prueba de agua, pero su boca… ¡debe estar a prueba de preguntas incómodas! Aunque, eso sí, con tanto suspense, debería empezar a cobrar entrada por estas ruedas de prensa. Pst, Ancelotti, que por menos Netflix hace series.

Según el contrato del misterio, Carletto está en la silla blanca hasta el 25 de mayo, mientras su billete de avión a Brasil ya tiene la fecha del 26 en rojo brillante. Y no, no es porque la samba no puede esperar, sino porque tiene que acabar su misión como entrenador del Madrid sin sonar como una samba de despedida. Le preguntan más seguido que a un niño si se ha lavado las manos, y aunque su relación con el Madrid no será «hasta que la muerte nos separe», dice que el cariño perdurará más que un penalti en el último minuto.

Mientras tanto, sus perspectivas brasileñas parecen ser tan entusiastas como un equipo de fútbol en un carnaval. La CBF ha sido el domingo de resurrección que necesitaba, anunciándolo como entrenador con una pompa que bien podría parecer una segunda Nochevieja carioca. Pero atención, porque Ancelotti no se va a liar con samba y caipirinhas hasta asegurar que deja al Madrid con más títulos que una biblioteca, ¡vaya forma de despedirse! En fin, el Real aún es su Titanic hasta el final, con la diferencia de que promete no hundirse. Su lema: «¡Brasil me espera, pero primero, el Madrid me reclama hasta el último regate!».