La profecía de Carletto y el enigma del banquillo…
El mítico Thibaut Courtois se ha desvanecido como un ilusionista haciendo un truco de magia. Ni en el partido contra el Leganés, ni en los entrenos de Valdebebas. El portero belga, conocido por sus paradas dignas de superhéroe de Marvel, sigue lidiando con molestias tras regresar de un duelo épico contra Ucrania. Encima, nuestro querido Ancelotti, como un oráculo con gorra, ya había dictado sentencia: «Lunin jugará la vuelta, seguro», dejando a Courtois más apartado que un balón en el tejado del vecino. Mientras tanto, Lunin se prepara para enfundarse los guantes con la elasticidad de Elastigirl de Los Increíbles.
Pero Carletto no suelta prenda sobre el guardián de la final. Si el Madrid logra el pase a esa fecha estelar del 26 de abril, el misterio continuará flotando más que un globo de helio perdido en el cielo. Como todo gran detective, Ancelotti juega al despiste diciendo: «No es momento ahora de hablar de eso», mientras practica su pose de esfinge ante sus crípticos comentarios sobre el portero estrella.
En este torneo de la Copa, Lunin ha sido más constante que la lluvia en Londres. Ha defendido la portería del Madrid ante amenazas tan variadas como un paseo por el parque contra Deportiva Minera o un tour de force contra la Real. La última temporada, mientras Courtois jugaba contra titanes como el Atleti y el Barça, Lunin tuvo que conformarse con partidos de chocolate y churros. Este año, ¡la Copa es el objetivo prioritario y Lunin lo sabe! Ancelotti tiene claro a quién pondrá: a menos que venga Batman en portero-cóptero para ocupar el puesto.