El samba-fútbol de Carletto…
¡Ay, Carletto! El hombre que intentó mezclar más ritmos que un DJ en Ibiza. Al parecer, los días de sincronización perfecta entre su cronómetro brasileño y el tic-tac madrileño han llegado a su fin. Y encontrar a alguien que iguale su batuta parece más difícil que un autogol del portero. Aunque la despedida fue un lío al estilo de una fiesta sorpresa con confeti en mal momento, parece que la jugada a largo plazo es digna de un estratega de Monopoly.
Desde luego, el mensaje de Ancelotti en el vestuario se desinfló más rápido que un suflé en el Bernabéu. Sus discursos inspiradores dejaron de causar el efecto de un gol en el minuto 90 y se volvieron más bien como un saque de banda. Pero, como buen maestro de ceremonias, Carletto toma vuelo hacia Brasil para reinventarse entre caipirinhas y carnavales. No es cualquier retirada, es un cambio de ritmo que haría bailar hasta a una tortuga..
Y así el club, en un giro dramático digno de telenovela, busca una renovación que pondría celoso al mismísimo Doctor Who. Mientras tanto, los socios madridistas siguen atentos, listos para arrancarse con un «olé» en cuanto el nuevo director de la orquesta llegue al estadio Santiago Bernabéu. Vuelven los nervios de quién despertará la pasión de jugadores y fans otro domingo cualquiera.