Una fiesta italiana entre abrazos y magia futbolera…

Carlo Ancelotti, conocido por todos como «Carletto», se despertó un lunes en Florencia con más brillo que un espresso recién hecho. Lo esperaban no solo croissants, sino un premio: el prestigioso Pianchina D’oro. Momento que promete contar a sus nietos mientras bebe limoncello.

En una reunión digna de una película de la mafia italiana, Ancelotti fue recibido por compañeros de la vieja escuela y aliados de la nueva guarda, como Fabio «El Cánnoli» Cannavaro, Gasperini «El Gigante» y Pipo «Superpippo» Inzaghi. Era un día perfecto para repartir abrazos de oso y charlas filosóficas sobre fútbol y la vida.

La ceremonia tuvo lugar en Coverciano, la auténtica mágica Ciudad Deportiva. Allí, Ancelotti, trofeo en mano, ofreció una lección magistral de fútbol que dejó boquiabiertos a todos. Con una sonrisa de oreja a oreja, comentó “Es un honor, un orgullo y, sobre todo, un gran pretexto para celebrar con viejos amigos.” Nadie dudó que el entrenador del Real Madrid aún tiene muchas victorias en su chistera.