De cantera a internacional por accidente…
Antonio Blanco, ese joven que si le dicen que va camino a un partido de fútbol, él podría terminar en la fiesta de cumpleaños de su abuela, cumple 24 años y ya ha vivido de todo menos una invasión alienígena. Imaginen que se formó en la cantera del Real Madrid, una especie de Hogwarts futbolero, y llegó a debutar en la máxima categoría. O sea, como si al niño en el recreo que nunca elegían de repente lo llaman para la final del Mundial.
Pasó cedido por el Cádiz, pero parece que allí se encontró más perdido que un pulpo en un garaje. Sin embargo, en el Alavés la cosa fue diferente; ahí tuvo suerte y decidió quedarse, como cuando encuentras un calcetín que combina. Se metió en el bolsillo a los vitorianos más rápido que un delantero buscando el gol de la victoria.
Y aquí va el bombazo: Antonio es internacional absoluto. Sí, amigos, jugó aquel amistoso contra Lituania donde los jugadores de Luis Enrique desaparecieron como la comida en un buffet libre. Un momento en el que uno se pregunta si todo esto es un guion de película o simplemente un día cualquiera en la vida de Antonio Blanco.