Amistades futbolísticas de leyenda…

En el día en que los focos de la galaxia madridista iluminaban a Xabi Alonso, su amigo del alma Álvaro Arbeloa no dejó de brillar como si fuera una bola de discoteca en una fiesta ochentera. ¡Sí, señores! Este hombre que sin capa pero con carisma acompañó a Xabi en su pasarela triunfal, cual caballero andante en busca de aventuras. Arbeloa, experto en destripar secretos a voces, fue el primero en dar el soplo de que el tolosarra se convertía en el entrenador galáctico. ¡Al loro, que no estamos tan mal en el Castilla!

El espectáculo no terminó allí. Nuestro Álvaro, que si se descuida podría ser un personaje de Pixar, derrochaba sonrisas y guiños. Dicen que incluso lanzó un beso telepático a su esposa Nagore en un acto de amor épico y cinematográfico. Las cámaras, no satisfechas con enfocar a los protagonistas habituales, se centraron en el nuevo hombre del momento, compartiendo un momento vintage cuando Xabi lanzó un pase mágico que Arbeloa transformó en un gol de videojuego de esos que te deja sin aliento.

Pero la cosa no queda solo en espectáculo. Ahora, con las riendas del Castilla en una mano y su energía juvenil en la otra, Arbeloa se prepara para trabajar codo con codo con Xabi. Imagine una partida de ajedrez con fichas de oro y grandes promesas de la cantera. ¡Que tiemblen los rivales porque el dinamismo de esta dupla va a repartir magia desde Valdebebas al Bernabéu, y si nos apuramos, hasta en la media luna de Marte!