Ricardo de Burgos, el árbitro estrella…
¡Tambores de guerra! El árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea ha sido elegido para impartir justicia en lo que promete ser el festival de tarjetas más colorido del año: la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Barcelona. Este partido no es solo el más bonito del año; está tan cargado de expectativas que hasta los pájaros de La Cartuja están aprendiendo a contar goles para no perderse detalle. Con su apellido que podría ser el de un personaje de telenovela, De Burgos, el árbitro supremo de la Vizcaya Real, tiene todo el respaldo del Comité Técnico de Árbitros, un club selecto donde las corbatas hablan más de fútbol que los propios jugadores.
El bueno de Ricardo lleva en esto del arbitraje desde que el Betis tenía más fe que títulos, con una trayectoria digna de un Jedi del silbato: diez años en Primera y conquistas internacionales bajo la solapa. De hecho, ya ha protagonizado eventos tan emocionantes como ver un Clásico entre las listas de la compra de la Supercopa del 2017, donde el drama de tarjetas hizo que hasta los muñecos hinchables del estadio se pusieran a llorar.
Pero no parpadeen porque el desenlace podría estar marcado por un cambio de última hora que ni en las mejores telenovelas: César Soto Grado, el riojano que coquetea con la jubilación como estrella del VAR, parecía ser el elegido, pero ha decidido que el silbato es un accesorio de moda que aún no está listo para colgar. Como diría cualquier abuelo en una sobremesa: «En el fútbol, una década pasa volando, pero las decisiones arbitrales quedan para la eternidad y dan para debatir en cena de Navidad».