La magia de los árbitros en modo Houdini…

La FIFA les había puesto una medalla a los árbitros y los había subido en un pedestal tan alto que ni Cristiano Ronaldo con un trampolín podría llegar. Vamos, que eran como el Messi de los colegiados. Pero ¡ay, amigo!, llegaron los cuartos y las cosas se pusieron más difíciles que estudiar álgebra sin calculadora. Una que otra tarjetita roja hizo aparición, como si fueran la señal de stop que siempre ignoramos.

En esos, digamos, peculiares partidos, dos rojas danzaron por el aire con la gracia de un elefante sobre una cuerda floja. Nombres como Pacho y Huijsen pasaron a la historia, aunque por razones que preferirían olvidar más rápido que un penalti fallado a lo Panenka. Quizás los árbitros estaban queriendo probar sus habilidades con el VAR, a ver si podía detectar partículas de polvo en el aire, pero el resultado no fue tan brillante como esperaban.

Mientras tanto, Collina, el árbitro-jedi con poder más allá de lo imaginable, intenta deshacer este nudo de errores en el que los árbitros se han enredado con el entusiasmo de un perro con su primera pelota. Aunque las notas no aprueben, al menos, tienen que reconocer que crearon expectación hasta el último minuto. Vamos chicos, ¡queda tiempo de mejorar antes de que se agote el descuento!