Cazando galéses en el planeta fútbol…
Resulta que en mis ardientes aventuras como reportero de fichajes, casi me convierto en Marco Polo, el explorador del fútbol. Si hubiera perseguido moscas, habría cazado menos. ¿Asia? Nah, eso es para aficionados. Mi brújula de fichajes apuntaba directo al corazón del fútbol universal. ¡Mis pantalones aún tienen polvo de tanto trote! Era como buscar ovnis en el jardín.
Ahora, pongámonos serios, que entramos en terreno de Gareth Bale. ¡El hombre hizo que mi agenda de viaje pareciera de rockstar sin descanso! En 2013, Bale era el unicornio del fútbol, el fichaje Mr. Dinero por excelencia. El Real Madrid decidió que necesitaba un poco de magia galesa, y yo me convertí en un detective en el laberinto de la fama. Ángel Rivero iba conmigo y parecía que buscábamos al Santo Grial.
Bale, el tipo que podía jugar al golf con los ojos cerrados y todavía ganarte, convirtió cada entrevista en un campo minado. Nunca sabía si terminaría con una exclusiva o siendo atacado por un palo de golf convertido en cero del club. Fue ahí cuando aprendí que los fichajes a veces se sienten como partidas de golf imposibles ¡Y Bale, sin duda, era el Tiger Woods del Santiago Bernabéu!