La cantera blanca en el punto de mira carioca

Cuando creíamos que solo los mejores bailarines de samba eran objeto de deseo en Brasil, resulta que ahora también buscan a futuras estrellas que se forjan en la tierra del jamón ibérico. El protagonista de esta divertida historia es Bryan Bugarín, del Cadete A del Real Madrid, quien parece haber despertado el interés de la federación brasileña. ¡Cuidado, porque este chico podría cambiar el flamenco por la samba antes de que te des cuenta!

La selección verdeamarela, cual ojeadores en una fiesta de disfraces, está prestando especial atención a Bugarín, que ya coqueteó con las categorías inferiores de la selección española, hasta que decidió tomarse un respiro. No es el único en la lista de atracción internacional. Ahí está también Tiago Pitarch, a punto de jugar para Marruecos, y seguramente pensando en un jugoso viaje a Marrakech.

El Real Madrid no es novato en esto de ver a sus joyas ser tentadas por otros países. Recordemos a Dean Huijsen y Mateo Joseph, quienes tienen más nacionalidades que pasaportes en su cartera. Optaron por jugar con La Roja, pero el abanico de opciones era tan grande como el bolso de Mary Poppins.

La lista de futuros cracks merengues no se queda corta y tiene más diversidad que un buffet internacional: Nico Paz (Argentina), Manu Romero (Estados Unidos) y Edu Valentín (Rumanía) adornan este escaparate global.

La historia más jugosa es la de Nico Paz, quien prefirió el tango al chotis, haciéndose un hueco en Argentina, mientras que Romero eligió la hamburguesa al gazpacho, decantándose por Estados Unidos. Esta globalización futbolera convierte a los directivos en expertos en geografía y relaciones internacionales.

Detrás de todo este revuelo está la llegada de Bugarín a La Fábrica en 2021 desde el Celta, en un movimiento que dejó atónito hasta al pulpo Paul. Desde su llegada, ha estado en boca de todos y sus hazañas en el campo no pasan desapercibidas. Su posible conexión con Brasil no es tanto por amor a la samba, sino porque la CBF, según el Sherlock Rodríguez, ha encontrado un filón brasileño en él.

Tanto el Real Madrid como la Federación están más en la sombra que un espía en una novela de misterio. Al fin y al cabo, mantener a todas sus estrellas bajo la misma bandera es casi tan difícil como resolver un cubo de Rubik. Entre partidos, reuniones y telenovelas familiares, decidir a qué himno cantar es todo un arte.

Así que ahí lo tenéis. La globalización del fútbol ha hecho que más que un partido, cada preselección parezca una cumbre de la ONU. Queridos madridistas, mantengamos el humor y celebremos que La Fábrica sigue exportando talento que da la vuelta al mundo como quien envía una postal. ¡Ole y viva Brasil!