Un plan tan secreto como las recetas de la abuela…
El fútbol brasileño está más insistente que un amigo pidiéndote la play prestada: quieren a Carlo Ancelotti dirigiendo a la Canarinha. Esta vez, su estrategia suena más complicada que un rompecabezas de mil piezas, enviando a Diego Fernandes, un empresario con conexiones más fuertes que el café de la mañana. Aprovechando que estaba en el Bernabéu, intentó usar su magia empresarial para convencer, en secreto total, al técnico italiano.
La Federación Brasileña de Fútbol quiere a Carlo antes de la fecha FIFA de junio. Necesitan que les saque del apuro como si fuese un mecánico arreglando un coche con alambre, después de que Argentina les metiera un 4-1 que dolió más que un balonazo mal dado. Y, claro, enfrentarse a Ecuador y Paraguay con Carletto al mando es lo que necesitan para salir del bache. Aunque Ancelotti firmemente niega haber recibido estas propuestas en una rueda de prensa más dramática que un culebrón, los brasileños tienen fe de que el amor por Brasil floresca en el corazón de Carlo.
Mientras tanto, en el Real Madrid están ocupados buscando a su próximo genio de la pizarra. Xabi Alonso suena como sustituto, algo así como cuando cambias la bombilla cuando ya sabes que va a fundirse. Florentino Pérez no quiere dramas ni escenas finales dignas del Oscar. Quiere despedir a Ancelotti con más elegancia que un pingüino, agradeciendo todo lo que ha hecho por el club. La película del Bernabéu promete más giros que una tarde de tapas en la Plaza Mayor.