El día que Pepe perdió los papeles…
Javi Casquero es como el Benjamin Button del fútbol, porque mientras el resto envejece, él sigue con la misma cara de chaval. Al cumplir 50 (o eso dice), asegura que su secreto es comer lo mismo que cuando jugaba. ¿Será el bocata de calamares un elixir? Además, el tío juega al pádel, el deporte oficial de todo futbolista retirado que se precie. Su currículum parece las páginas amarillas del fútbol: Real Madrid, Sevilla, Getafe, un poco de Toledo y hasta una pizca de Almería. Ahora lo tenemos como voz en los partidos y, si vas a DAZN, fijísimo que te lo encuentras comentando.
La vida no fue todo alegría y chiste para Casquero. Una tarde en el Bernabéu le tocó ser el punching ball de Pepe. Al verlo, cualquiera pensaría que estaba en un partido de la WWE y no de la Liga. En esos momentos, Casquero no pensaba más que en adoptar la técnica del mimo invisible. Pero si esto llega a pasar en su época sevillista con Alfaro y Navarro, Pepe acabaría decorando el campo con vendajes de diseño. ¡Hasta las sillas del Bernabéu estarían aún temblando!
Y hablando de Sevilla, la cosa no pinta muy bien para el club. Es como si el equipo pillara más resfriados que un pingüino en el Caribe. Javi, que tiene el corazón metido en Nervión, ve esto como si el amor de su vida se hubiera ido de juerga con un rival. Por el contrario, el Getafe parece protegido por un hechizo de Bordalás, el Houdini del fútbol, que hace milagros con sus incontables estrategias defensivas. En un mundo sin Getafe, habría que comprar un tablero de ajedrez solo para no olvidar cómo se juega al ataque y la defensa.
