Un derbi madrileño digno de una saga de acción…
¡Atención, amantes del drama futbolístico! El Castilla se ha lanzado a una nueva versión del «Misión Imposible», protagonizada por espías con camisetas blancas que sobrevivieron heroicamente a un derbi lleno de expulsiones. Imaginad a los futbolistas como superhéroes con capa intentando esquivar misiles rojiblancos y patadas voladoras de calidad cinematográfica. A pesar de las bajas, los blancos lograron arrancar un punto en el estadio Alfredo Di Stéfano, más famoso ahora por su capacidad de generar suspense que por el número de espectadores.
Al inicio del partido, Víctor Muñoz decidió inspirarse en un Expreso a las Estrellas y aprovechó un pase de otro planeta de Mario Rivas para marcar el gol más rápido del universo. Tal vez fue solo un espejismo, pero durante unos minutos, el estadio parecía el Madrid de los tiempos galácticos, hasta que los rojiblancos dijeron «¡Dejadnos un poco del pastel!». Un emocionante empate llegó tras un rebote digno de una flipper, con Omar Janneh metiendo el balón en la portería como un campeón de pinball.
La segunda parte se convirtió en una batalla épica con más drama que un culebrón televisivo. El misterioso caso de las dos expulsiones tuvo a Chema y Loren Zúñiga siendo enviados al banquillo como si fueran personajes de un videojuego que perdieron sus vidas extra. Mario de Luis, cual portero con poderes mágicos, levantó un muro invisible haciendo que el Castilla, a pesar de parecer un equipo en modo «dificultad extrema», aguantara las últimas embestidas del Atlético. ¿El resultado? Un empate heroico que será recordado en las leyendas del fútbol como el día en que el Castilla jugó con nueve y sobrevivió para contar la historia.