Cómo Ceballos conquistó alturas y al Madrid

¡Ceballos ha vuelto del pico del Veleta más fuerte que una cabra montesa y listo para conquistar el mundo… o al menos el centro del campo del Real Madrid! Mientras sus compañeros se relajaban en playas paradisíacas, nuestro héroe sevillano decidió que eso era para aficionados. «Ibiza, ¿qué es eso? ¡Sierra Nevada es donde empieza la diversión!», pensó mientras coronaba el Veleta a 3.398 metros de altura con la misma determinación que un sherpa profesional.

Cuando Ceballos le confesó a Brahim que estaba a un pelo de quedar en la banca por dos meses, probablemente no imaginaba que su error sobre Foden en el Etihad le convertiría en una estrella del Real Madrid. Pero ahora, Carlo Ancelotti está tan enamorado de él que podría dedicarle una serenata con violines y todo.

Todo comenzó con una pretemporada tan exigente como intentar enseñar a un gato a ladrar. Bernardo Requena, entrenador estrella y maestro en el arte de transformar jugadores en maquinaria humana, tomó a Ceballos y lo pulió hasta sacar el brillo de un diamante. Desde entonces, ni una lesión muscular ni una chispa de flaqueza han asomado por su camino.

El trabajo en Sierra Nevada fue físico, psicológico y, probablemente, hubo algunas charlas motivacionales con cabras en el monte. Los objetivos eran claros: jugar con regularidad en el Real Madrid… y tal vez volverse inmune al frío invernal. Anteriormente visto como un plan B, Ceballos se propuso convencer a Ancelotti de que él no es el segundo plato de nadie.

Y vaya si lo consiguió. En el Etihad, Ceballos rindió a un nivel tan sublime que parecía tener GPS incorporado para los pases, con un 93% de precisión que haría llorar de orgullo al mismísimo GPS. Pero la paciencia fue clave. Optimista impenitente, incluso cuando el tiempo de juego era un espejismo en el desierto de la banca, Ceballos continuó su entrenamiento tan riguroso que podría hacer palidecer al entrenamiento de Rocky Balboa.

Entre sesiones en Valdebebas y horas en su propio gimnasio, Ceballos se forjó a sí mismo como un titán del box to box, mientras seguía una dieta más estricta que una abuela andaluza vigilando su cocina. Es febrero y nuestro guerrero no se detiene; ha llegado como un avión supersónico, listo para dejar su huella en el Bernabéu.

Carletto Ancelotti no podría estar más contento. «¡Ceballos y Camavinga son como el café con el churro perfecto!» dijo, aludiendo a la química que suena como un desayuno español soñado. ¡Y cómo no! Ceballos, con una elegancia que deja a los defensores boquiabiertos, puso un pase al alcance de dioses para que Mbappé igualara el partido. Esta es solo otra noche mágica en la saga galáctica del Real Madrid, cortesía del hombre que desafió las alturas y salió vencedor.