Economía futbolística en modo circo…

Dani Ceballos, el artista de las cinturas y el rey de los sombreros futbolísticos, aterrizó en Sevilla y dejó a todos pasmados con sus palabras. Como quien provoca una tormenta en un vaso de gazpacho, el jugador del Real Madrid, que aún tiene arena de las playas de su último partido en los zapatos, hizo ojitos al Betis al empezar sus vacaciones. «Quiero volver», dijo, como si el corazón le latiera en verde y blanco en lugar de rojo y dorado.

Pero, ¡alto ahí, vaquero! No tan rápido. El regreso del hijo pródigo del Betis no es más fácil que cazar un mosquito en plena noche de verano. La economía y un sinfín de condiciones están tan enredadas como unos auriculares después de una caminata. ¡Y eso es decir mucho! El rey de los amagues tiene que armarse de paciencia si quiere volver a templetes del Betis, porque tienen que alinearse más astros que para un eclipse total de Luna.

Quizás Ceballos necesite aprender algo de magia para que el Betis afloje los euros necesarios. Mientras tanto, en estas vacaciones, puede tomar unos cursos de ilusionismo financiero en Hogwarts o, en el peor de los casos, montar una hucha gigante en su jardín. ¡Nunca se sabe, Dani! Estamos seguros de que el Betis tiene las puertas abiertas, tanto como las compuertas del Titanic antes de chocar con el iceberg.