El milagro de Nueva Jersey…
¡Pasen y vean, el espectáculo de magia de Thibaut Courtois! El portero del Real Madrid volvió a enrollarse en su capa de superhéroe, cual mago sacando un conejo dramático de su chistera, con una parada absolutamente delirante en los jardines del MetLife de Nueva Jersey. Cuando el reloj ya iba de camino a entregar su currículum para el tiempo suplementario, Courtois decidió que no, como si fuera el alcalde del partido dictando: «¡Hasta aquí, nada de prórrogas hoy!»
Después de que Mbappé demostrara que el gol y él son casi mellizos siameses con un 3-1 que parecía seguro, un penalti digno de telenovela sudamericana puso al Borussia Dortmund a un gol de la gloria. Entró Sabitzer en acción, con toda la intención de tatuar las redes de Courtois con un misil, pero lo que no sabía Marcelito es que Thibaut ya le tenía preparada una factura de «tiro no procesado». El remate era venenoso, tanto que en otro universo podría haber lanzado una carrera musical, pero Courtois emergió como el villano de los delanteros, atrapando la bola con más suerte que un actor secundario en una película de acción.
Courtois celebró su épico salvamento con una rabia digna del increíble Hulk al encontrar sus pantalones favoritos encogidos en la secadora. Y poco importó lo que pensaran los soñadores del Borussia, porque cuando el árbitro sopló el silbato, todo acabó en felicidad blanca para los madrileños. En resumen, Courtois lo ha vuelto a hacer, demostrando que hay situaciones en la vida en las que tener un Thibaut en la meta es casi como tener la lámpara de un genio, solo que en vez de un genio, tienes a un gigante belga con reflejos de felino en una película de acción.