El debut de Dean con el Real Madrid…

En el mundo del fútbol, donde las pelotas vuelan más rápido que las pizzas en dos por uno, surge una estrella que ilumina cualquier campo a su paso. El talento descomunal de Dean Huijsen ha llegado al Real Madrid con más glamour que un jamón ibérico de bellota en un picnic aristocrático. Su historia, sin embargo, no comenzó en el majestuoso Bernabéu, sino en un modesto campo de Málaga donde su entrenador, Sergio Pellicer, descubrió a este joven prodigio que jugaba como si llevara botas con turbo de serie.

Pellicer, quien todavía tiene pesadillas con caños, cuenta cómo este audaz defensor, antes de darse cuenta, ¡estaba bailando a los jugadores veteranos con baldosa y todo! Fue así como Pellicer tuvo que sentarse con Dean y decirle, «Oye, amigo, este no es el show de magia, pero ¡vaya si impresiona!» Ese día, aunque el delantero rival terminó buscando su dignidad en el césped, Pellicer vio el potencial del jovencito y su capacidad para convertir el fútbol en un arte circense digno del Cirque du Soleil.

Con una cabeza más fría que un refresco en agosto, Dean está preparado para enfrentarse cara a cara con las leyendas del fútbol sin despeinar su corte de cabello perfecto. Ni los focos de la gran ciudad perturban la calma de este chico que parece tener hielo en las venas y coraje en los tacos. Así, mientras el mundo del fútbol lo observa con una mezcla de sorpresa y admiración, Dean Huijsen ya está escribiendo su historia, la de una futura leyenda que prefiere las piruetas con balón a los pasos de baile en fiestas de gala futbolísticas.