La metamorfosis del goleador canario…
Olviden cualquier historia de superhéroes, porque Juan del Pino es el verdadero maestro de las mutaciones. En 1942, mientras enfrentaba al Atlético Aviación, nuestro querido delantero del Celta decidió convertirse en un auténtico camaleón del fútbol: su pelo negro y su deslumbrante bigote desaparecieron misteriosamente como si se tratara del mejor truco de un mago. Y no fue hasta que un incauto periodista lo encontró en Madrid, que Del Pino declaró: «Pero hombre, soy yo, sin pelo pero más veloz que un guepardo en una bufanda roja».
Resulta que después de que España le pegara una buena paliza a Francia, Del Pino se lanzó a Chamartín e hizo historia como David contra Goliat, anotando dos goles y dándole al Celta su primera victoria en la casa del Madrid. Pero eso no fue todo. Este caballero del gol no solo le dio una lección al Real Madrid, sino que también lideró una auténtica invasión canaria en Vigo, con más tinerfeños que botellas de agua en una playa.
Más tarde, en 1943, Del Pino se convirtió en el regalo de verano más deseado y se fue al Sabadell, marcando 21 goles como quien cuenta anécdotas en una barbacoa. Sin embargo, su historia terminó en Córdoba y aunque soñó con la roja de la selección española, solo se llevó un maletín lleno de goles y alguna que otra calva cachonda. Así terminó la epopeya de un goleador que nunca dejó de sorprender al mundo del fútbol.