La comedia del Real Madrid en el norte…

El Real Madrid, el equipo que no sabe si reír o llorar, se llevó un triunfo en el Reale Arena, aunque aún queda mucho baile por delante. Sumar un 0-1 es como tener un paraguas roto: útil, pero no te confíes si viene tormenta. Recordemos que hace cuatro años la Real Sociedad, con más sorpresas que una piñata, le aguó la fiesta en el Bernabéu llevándose un 3-4. Odegaard, Isak y Merino, ahora estrellas de la Premier, fueron los aguafiestas de aquella vez. Así que, querido Madrid, no cantes victoria hasta que el árbitro pite.

Este partido, más digno de una novela de suspense, dejó ver al Madrid defendiendo como si no hubiera un mañana, con Bellingham haciendo magia para que Endrick firmara un gol de postal. El travesaño aún debe estar temblando del remate que casi lo rompe en dos, pero Endrick se quedó con las ganas de hacer otro. Mientras tanto, en la portería, Lunin sacó su mejor versión de Spiderman, parando todo lo que llegaba.

Asencio hizo su debut como lateral, aunque le fue un poco como a un pulpo en un garaje. Bien en defensa, pero le faltó chispa para subir al ataque, algo comprensible para un novato en estas lides. Vinicius estrenó brazalete de capitán, aunque su noche fue más bien de peli de terror, y lo de Ceballos fue una telenovela de lágrimas. Ancelotti cruzará todos los dedos para que Ceballos vuelva pronto a bordar su mejor fútbol.

Esto no acaba aquí, señores. Agarren las palomitas y prepárense para la próxima escena de esta tragicomedia llamada fútbol.