La marcha madrileña según Drenthe y Guti…
El mítico Royston Drenthe ha pasado por el conocido podcast «The Wild Project» y, ¡por supuesto!, no podía faltar que desempolvara sus memorias más fiesteras durante su etapa en el Real Madrid. Este encuentro nos ha regalado una serie de confesiones tan sinceras como un tercer tiempo en el que nadie paga la cuenta. Y es que cuando Guti te dice «vámonos», lo normal es que termines diciendo que sí, a menos que tengas fiebre o un caso grave de alergia a los vestidos de lentejuelas.
Drenthe ha dejado claro que, aunque salirse de la línea era su especialidad, tenía normas bien establecidas: nunca de fiesta la víspera de un partido, ¡pero dos días antes ya era otra historia! La vida nocturna de la capital española le llamó con la fuerza de un grito de gol, y Royston no podía negarse. Seamos sinceros, ¿quién diría que no a una noche madrileña si es Guti quien está al frente del equipo?
Sin duda, uno de los momentos «¡vaya tela!» ha sido cuando recordó el episodio de su Audi contra un coche de policía. Imaginen la escena: una calle obstruida por un camión de bomberos y el coche oficial del club blanco en una situación increíble. El juicio, por suerte, se zanjó sin mayores problemas, convirtiéndose en una de esas anécdotas que se cuentan más como un chiste que como un lío legal.
Y claro, durante la entrevista, Drenthe también ha tenido palabras para uno de los grandes mitos de su tiempo en España: el binomio fiestero con Guti. Que si intentábamos entrar a locales cerrados, que si la música electrónica se nos metía en las venas… Lo cierto es que, al final, dribles y fiestas ha sido la verdadera dualidad de su experiencia. Así lo vivimos y así se cuenta ahora, con una sonrisa cómplice y alguna anécdota de esas que nos hacen levantar la ceja.
En definitiva, el paso de Drenthe por Madrid queda retratado en un cuento donde los goles fueron a veces superados por encuentros en la pista de baile. Un joven de 20 años que supo disfrutar de la vida y del club, dejando al destino el control de lo que sucedía al día siguiente. ¡Larga vida a las leyendas de la noche, mientras el balón siga rodando!