Zalazar y un gol digno de novela…
Raúl y sus valientes pupilos del Castilla prepararon una estrategia tan secreta que ni el famoso Inspector Gadget podría descifrar. En el decorado del estadio Di Stéfano, los blancos se enfrentaban al líder Ceuta, con la intención de robarle el trono en pleno campo, pero Zalazar decidió que no era día de cambios y perforó la red blanca en una jugada más rápida que un episodio de Dora la Exploradora.
El pobre Castilla, sin su artillería pesada, se jugaba la plaza de play-off como quien se juega el último churro en la feria. Raúl, armado con sus tácticas mágicas, intentó conjurar un hechizo sobre el poderoso Ceuta, pero sin Jacobo y Víctor, el sólo podía echar mano de su varita rota. El partido era un tira y afloja en el que los blancos perseguían el balón como si fuera la última Coca-Cola en el desierto, pero el Ceuta, con la precisión de un reloj suizo, estaba dispuesto a poner su sello.
Y allí vamos, al minuto 72, el balón por los aires, las esperanzas del Castilla colgadas de un hilo y ¡plas! Zalazar se coló y puso un gol que dejó a Mario de Luis buscando la salida de emergencia. El público blanco, más congelado que una nevera, vio como intentaban en vano recuperar algún gol como los carteros intentan escapar de un Chihuahua. Al final, los ceutíes se llevaron el trofeo imaginario del día, algo así como el chupetín de la victoria, dejando a los madridistas con el único consuelo de que todavía quedan cuatro jornadas para escribir su final feliz.