Afición del Villarreal no olvida y pita al ritmo del balón…
Antes incluso del primer toque, la afición del Villarreal estaba lista para unirse al coro del pitómetro. Con cada mención del nombre de Fede Valverde, el estadio La Cerámica resonaba con una sinfonía de pitos desafinados, homenajeando la histórica trifulca con Álex Baena.
El partido comenzó y, con cada toque de Valverde, los decibelios se disparaban. La apoteosis llegó en forma de ovación cuando el uruguayo decidió enviar el balón a la región menos explorada del campo: fuera de banda. Pero no solo Valverde se llevó la melodía de la grada. Asensio, aunque en menor medida, también fue receptor de una partitura improvisada, mientras que Vinicius, desde el banquillo, recibió un cariñoso «balón de playa».
El incidente Baena-Valverde llegó, incluso, al Juzgado 48 de Madrid. Aunque no se probó el puñetazo, la justicia deportiva propuso una sanción de cuatro partidos para Valverde. A pesar de viejos rencores, ambos jugadores se enfrentaban ahora con una cordialidad digna de un té inglés. Baena, en un despliegue de buenos modales, cometió faltas y se disculpó más rápido que un rayo.
Pero el epicentro del enfado se desplazó cuando el 1-0 se convirtió en una saga de dos goles de Mbappé. La grada, tan ocupada en decirle a Valverde qué opinaba, casi pierde su ritmo al ver cómo su equipo necesitaba, urgentemente, una buena afinación goleadora.