¡El Bernabéu busca a Arda Güler!…

En el reino misterioso del estadio Santiago Bernabéu, existe un enigma mayor que el de la Sphynx: ¿por qué Ancelotti trata a Arda Güler como a un plato exótico que se reserva solo para ocasiones especiales? Es como si el entrenador italiano guardara el mejor queso en la nevera hasta que empieza a oler raro. Y claro, la afición se pregunta: «¿Por qué tanto irresistible Rodrygo y tan poquito Güler tan especial que parece tener una varita mágica?»

Imagina una carrera de Fórmula 1, pero Ancelotti decide apostar por un triciclo. Así es, Güler, con todo su talento turbo, ha sido crucial, recordando a todos los madridistas que aún tienen una remota chance de brillar bajo la luz mediterránea de Montjuïc. Mientras tanto, los rivales andan como Coyote persiguiendo al Correcaminos y aún sufren escalofríos por las travesuras de este chico tras los goles fundamentales.

Y cuando pensábamos que no podía haber más sorpresas, aparece Courtois al más puro estilo superhéroe de cómic, despejando balones y salvando el día como si de detener a un tren a toda velocidad se tratara. Sin embargo, pobre Jacobo Ramón, quien con menos suerte que un pato en un tiroteo, se convierte en noticia en segundos. Parece que el joven estuvo practicando la técnica del camaleón cuando entró al partido, pero en lugar de camuflarse, el césped decidió ser menos amable. La cuestión sigue en el aire, ¿es el Madrid el nuevo Titanic de la resistencia física?