La saga del Madrid y las tres olvidadas…
Querido lector, algo huele a churros fríos en el Bernabéu y no es precisamente la merienda del palco. ¡Señoras y señores, el Arsenal vino, vio y se fue con una lección de tres tomos sobre «Cómo no hacerle caso a lo evidente»! Mientras el pobre Ancelotti estuvo jugando al ajedrez sin los caballos necesarios, los chicos de Arteta parecían estar jugando con trucos de magia que el Madrid no ha querido, podido o sabido copiar.
Ochenta y tres veces lo pidieron: «Queremos un centrocampista y un defensa como quien quiere un helado en verano». ¿Y qué consiguió? Pues básicamente el equivalente a pedir chocolate y recibir brócoli. Seguro que Mbappé y Endrick tienen su encanto, pero a ver si al menos saben mover los peones sin liarse con los alfiles. Arteta y sus jóvenes maravillas, Saka y compañía, sin necesidad de tifos intergalácticos, demostraron que el fútbol es tan fácil como montar una trona de bebé Ikea, mientras el Madrid seguían sentado en la caja de las instrucciones.
Y atención, que ni hablar de la cantera: el misterioso Myles Lewis-Skelly, a la tierna edad de «si todavía llevo mochila de Batman al colegio», mostró cómo ser un héroe de los cómics sin necesidad de telarañas ni capas. ¡Alguien avísele a los guionistas del Madrid que para historias legendarias hay que escuchar a los que tienen trucos de magia bajo la manga y no hacer como quien se tapa los oídos diciendo «lalalala»! Porque si no, la próxima vez que el Arsenal aparezca podrían llevárselos a Hogwarts.