La magia del dinero en el fútbol…
Dicen que el dinero no da la felicidad, pero quienes llevan un billete en cada zapato deben verlo diferente. En el Mundial de Clubes, es como si hubieran encontrado la lámpara mágica del genio. Con 929 millones en premios, la FIFA ha logrado lo increíble: que hasta los balones hablen. Y no solo ellos, que los jugadores, el staff y hasta el aguador se marquen un karaoke mediático día sí y día también. ¡Oh, el poder de un sabroso botín!
Cuando el Mundial empezó a rodar y Messi debutó con el Inter Miami, la prensa, que usualmente tenía menos acceso que un pato al desierto, fue invitada a la fiesta. Fue como si las puertas de Jurassic Park se abrieran de par en par, pero con futbolistas en lugar de dinosaurios. Luis Suárez, Ait-Nouri, Bettinelli, Cherki… todos entonaron un «sí se puede» ante los micrófonos. ¿Nos preguntamos si siempre se trató de un intercambio monetario? No quieren perderse ni un corte.
La prensa argentina, mientras tanto, impresiona con su desparpajo. Allí se trata a los periodistas como a estrellas del rock, algo que en otros lares suena tan realista como un tío viviendo en la luna. ¡Aquí en España, a veces parece que tratamos mejor a un balón que a un plumilla! Pero, queridos lectores, así es la vida: con dinero hasta las pelotas tienen voz propia. ¿Y quién diría que el fútbol necesitaba tanto para recuperar el habla? ¡Increíble, pero cierto!