La loca noche de los bocadillos y el consuelo aéreo…

Por alguna razón cósmica que ni los más sabios futboleros pueden explanar, Real Madrid y Arsenal solo se han enfrentado una vez en Champions. Y vaya enfrentamiento de locos, digno de una telenovela más dramática que la vida de un balón pinchado. Florentino Pérez comenzó la trama como presidente y antes de que acabara, ¡tachán!, Fernando Martín se encontraba en el palco del viejo Highbury, sin saber si estaba en un partido de fútbol o en una obra teatral del absurdo.

Después de que Thierry Henry hiciera más exhibiciones que un perrito en un circo durante el primer partido en el Bernabéu, las esperanzas del equipo merengue en el viejo Highbury eran tan visibles como los calcetines en chanclas. Con un empate a cero catastrófico, ni el mismísimo Harry Potter sacando una varita podía despertar al equipo blanco. Fernando Martín, el presi de medio tiempo, poco pudo hacer para que la eliminatoria no pareciera un chiste contado por un abuelo soso.

En pleno 2006, los madridistas se iban de excursión europea acompañados de bocadillos ibéricos, como si fuesen a hacer un picnic en lugar de un partido. Pero guarda el chorizo, que el vuelo de regreso tenía sorpresa: Martín, recién estrenado presidente, iba en pasillo por pasillo animando más que una cheerleader en huelga. Aficionados, periodistas y hasta los pilotos de Ryanair (o era Air Madrid, vete a saber) se sorprendieron con tal despliegue emocional. Y así, sin más ¬—bocadillo en mano y ojos entrecerrados— sumaron otro capítulo más a las andanzas del club más surrealista del multiverso futbolero.