Victoria con presión y robos magistrales…
En esta era de las reinvenciones futbolísticas, el Real Madrid de Xabi Alonso se ha convertido en un equipo que desgrana nuevas estrategias como si fueran trucos de un mago. Durante el histórico partido en el Tartiere, los madridistas sellaron su victoria con la facilidad de un chef preparando una receta secreta: tres robos y tres goles, como si el arte culinario se trasladara al campo de juego. Mientras el Oviedo intentaba resistir, el Real Madrid ejercía una presión tan asfixiante que los jugadores oponentes pensaron que estaban en una clase de yoga olvidada sobre un volcán activo.
Tchouaméni, el especialista en robos más talentoso que una aspiradora robot, no permitió que el marcador se moviera hasta que lo decidió. Con una precisión quirúrgica, interceptó un pase de Dendoncker y abrió el camino para que Güler conectara con Mbappé, marcando su primer gol. La segunda mitad del partido tomó un giro dramático cuando el Oviedo trató de reagruparse. Pero Vinicius, que rara vez roba balones, aprovechó una oportunidad tan rápida que casi hace un bucle temporal en el espacio-tiempo, dejando el marcador 0-2 a favor de los visitantes.