El Villamarín no es lugar para siestas…

El Real Madrid llegó al estadio del Betis pensando que la Liga se gana con la mano en el volante y los ojos cerrados, como quien busca el mando del televisor en el sofá. Sin ese torbellino llamado Valverde y el genio invisible de Bellingham, los chicos de blanco quisieron tomar el Villamarín sin bajarse del coche. ¡Qué error!

Desde el arranque, Brahim se encargó de la pirotecnia inicial con un gol sorpresa, cortesía de un pase maestro de Mbappé. Pero, como en las malas películas de acción, decidieron que un descanso era merecido. Unos rápidos a la almohada, otros a ordenar su Instagram; todos menos Isco, que tuvo su propia función.

Mientras los merengues echaban la siesta, el Betis, liderado por un desatado Isco, hizo su aparición magistral. Con jugadas de videojuego, el malagueño dejó a más de uno con cara de emoticono sorprendido. En el Madrid, de Courtois a Alaba, el caos era el menú del día.

Con el colchón de puntos desinflándose, parece que los madrileños necesitan un despertador. Cuidado, que si sigue este ritmo dormilón, la Liga puede decidir mudarse a una casa verdiblanca. ¿Será el Real Madrid capaz de espabilar antes de que sea tarde? Solo el tiempo dirá, y tal vez un café.