Cuando el fútbol y el caos se dieron la mano…

¡Ah, 28 de mayo de 2022, un día que viviría en infamia en el calendario futbolístico! Todo el mundo esperaba un encuentro épico entre Liverpool y Real Madrid, pero en su lugar, se encontraron con un espectáculo más caótico que un regate de Ronaldinho con los ojos cerrados. Un grupo gigante de personas intentó ingresar con entradas más falsas que un billete de tres euros. El caos fue tal, que hasta las ratas del estadio debieron registrarse para entrar. ¡Vale, exagero, pero casi! Pero lo importante es que por suerte, no hubo desgracias mayores, y todos se quedaron con la anécdota del partido que fue más largo en comenzar que la cola de una tienda de bocatas gratis.

Avanzamos en el tiempo, tres años después, y nuestro héroe (quizá más bien villano), el entonces ministro del interior Gerald Darmanin, ¡se disculpó! Finalmente, se rindió a los eufóricos fans de Liverpool mientras se enterraba hasta las orejas en sus propios remordimientos. Admitió que la culpa de que aquel día pareciera el rodaje de una comedia de enredos no era de los ingleses, sino de unos delincuentes jugadores de rugby que se aprovecharon de ellos. «Me dejé llevar por mis prejuicios», afirmó. Al menos, ¡ganó el premio al mejor arrepentido del año!

Por si eso fuera poco, Darmanin nos regaló otro momentazo sugiriendo que los antidisturbios deberían llevar zapatillas de correr, como si de una maratón se tratara. Con botas tan pesadas como su conciencia, sus movimientos eran como los de un futbolista al que le han llenado las botas de cemento. Aquel día, la final de la Champions se parecía más a una película de acción y menos a un partido de fútbol. ¡Y menos mal que nadie salió herido, así evitamos una nueva Tragedia de Heysel!