El castillo del empate y el asedio ibicenco…
Este fin de semana, el Castilla decidió anotarse en un curso avanzado de «Cómo Tejer Cestas Sin Ganar». En un túnel del tiempo digno de Marty McFly, lleva seis jornadas recopilando empates como si fueran cromos difíciles de encontrar. Parecen haber inventado un nuevo deporte: ni perder, ni ganar, pero eso sí, tener tan medida la línea media de la tabla que podrían usarla para darle sombra a una playa entera.
El Ibiza, por su parte, se unió a esta fiesta de las indefiniciones. Cual estatua romana, lleva 2 puntos de los últimos 12, pero amenaza con jugadores que podrían pasártelo mal en una lucha de almohadas. El partido comenzó con el Castilla usando su hábil técnica de «¡Sorpresa!», mientras el Ibiza intentaba más posesiones que un médium en un castillo encantado. Pero los destellos de peligro del Castilla eran tan frecuentes como el avistamiento de un unicornio en el tráfico de Madriz.
El entrenador del Ibiza, Paco Jémez, trató de cambiar el juego más rápido que un chihuahua tomando espresso. Pero ni sus ajustes tácticos ni los locos cinco minutos que siguieron, repletos de palos que no eran para fregar, pudieron desestabilizar el muro llamado Mario de Luis. Al final, tras noventa minutos de pura estrategia del «¡No toques eso, que explota!», ambos equipos decidieron dejarlo todo para el próximo episodio de esta telenovela de empates sin fin.