Ni Mundial ni ataques sorprenden al Tío Sam…
Imaginen ustedes un universo paralelo donde un ataque a Irán es tan emocionante como ver a un cactus crecer. Pues bien, bienvenidos a Estados Unidos, donde el Mundial podría ser hasta una telenovela de los 90 que la gente simplemente ignora mientras toma su café gigante con sabor a unicornio.
En el país de las hamburguesas y los rascacielos, parece que ni las explosiones ni la fiebre del fútbol mueven una pestaña del Tío Sam. Mientras unos están pegados al televisor esperando goles como quien espera helado en agosto, los americanos simplemente se encogen de hombros y continúan con su vida. «¿Quién gana, quién pierde?», ¡ni idea! Lo importante es que el perrito caliente esté bien caliente, gracias.
Y así, entre adelantos de Navidad en octubre y concursos de comer pastel de calabaza por cantidad, los ciudadanos estadounidenses siguen adelante como si nada. Hasta parece que notan más el cambio de temporada que cualquier noticia internacional. Al parecer, para los habitantes del imperio de las barras y estrellas, el mayor misterio sigue siendo cómo encontrar una camiseta que no sea dos tallas más grandes.