¿Cesión o obsesión? He ahí el dilema brasileño…
Imaginen a un joven brasileño pegado a una pizarra mágica como si fuera el mapa del tesoro, pero en lugar de buscar conchas de oro busca goles blancos. Así vive Endrick el fútbol, con su tablón de sueños apuntando siempre hacia el Santiago Bernabéu. Para él, cambiar de equipo es más complicado que intentar esconder un balón gigante en el bolsillo.
Este admirable y decidido muchacho, que se inspiraba en los Galácticos como mi abuela en las novelas de sobremesa, se está enfrentando a uno de esos dilemas que harían sudar hasta a Shakespeare. Por un lado, una cesión para lucirse y volver con más goles que un videojuego de fútbol, con equipos como el Getafe esperando cual bocatas olvidados en la nevera. Por otro lado, su sueño inquebrantable de conquistar la capital española.
Por si fuera poco, enfrenta una recaída en su física pierna que le pone más obstáculos que un videojuego de carreras, mientras que su compi brasileño Gonzalo brilla más que un espejo nuevo. Todo parece indicar que su brillante agente se ha remitido al mantra del Madrid o nada. Ahora falta saber si alguien en casa Endrick tiene un borrador para esos planes que desafían al mismísimo Harry Potter.