El presidente se lleva la corbata blanca a Miami…

Florentino Pérez, el mismísimo Willy Wonka del fútbol, ya está en Miami listo para convertir el debut del Real Madrid en el Mundial de Clubes en una obra maestra de alegría futbolística. Aterrizó cual rockstar en la tierra del sol, y su compromiso brilla más que los dientes de un galáctico. El club blanco busca meterse en el bolsillo otro trofeo y Florentino, por supuesto, no iba a perderse la fiesta con su equipo favorito de la galaxia.

La tropa dirigida por el mago Xabi Alonso ya está más que afinada. Han completado el entrenamiento en territorio yankee y se preparan para enfrentar al Al Hilal, que viene con su arsenal de jugadores internacionales más experimentados que un jugador del FIFA 24. ¿Su misión? Derrotar a los saudíes y continuar dominando el patio del fútbol mundial como si fuera un recreo de colegio.

Nuestro querido Florentino no está solo para aplaudir desde la grada, no, no. Su presencia ilumina como el sol miamense y es el chute de energía necesario para que la plantilla del club blanco se mantenga top en esta competición, que es más global que un café con leche en la Plaza Mayor.