El bailarín del balón deslumbra en Philadelphia…
En Philadelphia cayó tanta agua que no hubiera sido raro ver nadar un delfín por el campo, pero ahí estaba Gonzalo García, flotando como un pato de goma en una piscina infantil. Mientras otros jugadores parecían buscar sus aletas, él solo necesitó sus botas y un toque de inspiración para zambullirse en un festival de goles y felicidad. ¡Y qué estilo tan refrescante! Con la misma tranquilidad con la que un gato ignora a su dueño, Gonzalo ignoró la tormenta y marcó con elegancia su sello de calidad ante el Salzburgo.
Xabi Alonso, el director orquestador de esta sinfonía de talentos, ya puede presumir de tener su propia estrella del rock and roll en el equipo. Gonzalo, el Mick Jagger de Valdebebas, con la cabeza bien alta y el balón a sus pies, es firme como un burro terco. El entrenador, con ojos de padre orgulloso, ya lo pinta en el mapa de sus sueños madridistas como el futuro o, al menos, como el correcaminos en la autopista de su once titular. No se trata solo de goles, sino de poesía en movimiento; y nadie escribe mejor esos versos que nuestro protagonista desde su primera cita con el balón.
Con un mapa de calor que ni el propio Google Maps envidiaría, Gonzalo es el GPS de este Real Madrid lluvioso. No solo corre y molesta al rival, sino que se ofrece como un buffet libre de talento y energía, ¡todo incluido! Y claro, si para el mismísimo Xabi comenta que tiene cosas de Raúl, aunque algunos piensan que también podría tener algo de un espectacular agente secreto futbolero. No hay duda de que mientras Gonzalo disfrute bajo la lluvia, el madridismo tendrá sus encantadores chaparrones de goles asegurados.