La odisea de un verano inolvidable…
He vivido tantos veranos como Messi marcas de calzado, pero solo en uno de ellos acabé convertido en carne de meme antes de que los memes fueran guay. Imagina estar en un 3 contra 3 y de repente que aparezca Hakeem Olajuwon para dejarte a ti —sí, a ti, el equivalente humano al espantapájaros— como su compañero de equipo. ¡Y pensábamos que los milagros eran cosa del pasado!
Allí estaba yo, un tarugo de la canasta, teniendo lo que mis amigos considerarían un fin de semana de vacaciones de una vida. La NBA de gira y yo invitado especial… Invitado a recoger el balón y hacerle de sparring al mejor pívot del planeta Tierra. Sucedió en los 90, cuando no había móviles listillos para inmortalizar cómo Hakeem me usaba como escudo humano. ¡Internet, te fuiste a lo bonito!
Y quizás te preguntes, ‘¿esa fue toda tu semana de vacaciones?’ Pues sí, querido Watson del baloncesto, porque a veces los sueños se parecen más a un capítulo de dibujos animados: locuras, caídas y un gigante que, si parpadeas, puede que te estrella la luna en la cara. Y yo feliz. ¡Lo que hacen unos segundos bajo la sombra de un titán!