El lateral del PSG se roba el show…
Achraf Hakimi ha decidido calzarse las botas de líder del PSG al estilo de un caballero Jedi, blandiendo su sable láser en la antesala del Mundial de Clubes. Con una confianza que haría palidecer al mismísimo Chuck Norris, el genio del balón ha soltado una perla: «Ser favoritos es una bonita responsabilidad porque nos lo merecemos». ¡Claro que sí, figura! Si esto fuera una noche de premios, el PSG tendría que abrir otro estadio solo para todos los trofeos.
Desde la partida de su estrella Mbappé, el PSG parecía un coche sin GPS; pero Luis Enrique, el encantador de tornados, ha transformado al equipo en una orquesta afinada que toca la Novena Sinfonía de goles y defensa férrea. Hasta el gigante del Real Madrid se frota los ojos, preguntando si se ha confundido de guión. Imaginen a Courtois tocando una guitarra invisible y cantando con calma: «Esto es un partido 50/50, pero reza porque traigo mi sombrero ganador».
Ah, pero la brújula del espectáculo es nuestro querido Hakimi. Él, que empezó correteando por los campos como un delantero hambriento de bocadillos, ha demostrado que tener alas en los pies es su superpoder. Con sus 26 participaciones en goles, ha dejado claro que el manto de Dani Alves tiene nuevo portador. Hasta Mbappé, su compañero de travesuras, sonríe desde la banda del rival. «Mbappé es mi amigo, pero cada uno defiende lo suyo», dice, como si estuviera eligiendo entre chocolate o vainilla en el helado. ¡Viva el fútbol y sus telenovelas!