Entre merengues y culés, Iker comparte su delirio…

¡La que ha liado Iker Bravo! con solo 20 añitos y ya ha pasado más equipos que muchos de nosotros pizzas en un fin de semana larguito. Empezó su odisea jugando con chicos más grandes que él, tan grandes que casi le doblaban en talla y sabiduría del bocadillo en el recreo. Por eso, Iker admite que hasta tuvo un poco de pánico escénico, más o menos como si Messi le susurrara al oído justo antes de un penalti. Pero nada, se sacudió los nervios marcando más goles que Messi en un tutorial de FIFA y, de ahí, directo al Barça.

Como cualquiera de nosotros cambiaría las chanclas por zapatos de lujo, nuestro Iker decidió que también quería una probadita de merengue y acabó en el Real Madrid. El chaval, con el sentido del humor intacto, dice entender por qué algunos lo llaman ‘mercenario’, igual que nos etiqueta la pastelería cuando cambiamos nuestro polvorón favorito por un donut extrajugoso. Según su resumen, no se dejó la piel por el oro, sino por las aventuras y, por supuesto, por esa indescriptible sensación de entusiasmo que solo te puede dar marcar al Barcelona estando de blanco.

Finalmente, en cuanto al mundo de las estrellas futbolísticas, Iker señala que entrenar con el señor Toni Kroos es como recibir caramelos en vez de tortugas (compraremos caramelos Kroos para Navidad). ‘Tito Floren’ se lleva un Oscar en su corazón, porque Iker asegura que el presidente del Real Madrid es tan majo que podría fundar una empresa de sonrisas y hacernos millonarios a todos. ¡Así se hace, Iker! Siempre hay tiempo para endulzar la rivalidad futbolística, como quien mezcla chocolate y churros en la feria.