¡El pequeño prodigio marca un gol de película!…
En una noche que podría escribir Spielberg, Jacobo Ramón se calzó las botas y, cual superhéroe en pleno entrenamiento, anotó un gol al final del partido que dejó boquiabiertos hasta a los robots que chequeaban el VAR. Jacobo, un jugador que llegó al Real Madrid siendo casi tan pequeño como un bocadillo de mortadela, ha vivido una temporada digna de un culebrón futbolero. Courtois ha dicho que es «un cacho de pan con un poquito de sal», pero con los nervios de acero que mostró contra el Mallorca, debería cambiarle el apodo a «Don Segura».
Jacobo, que ha pasado más tiempo en camillas de fisioterapia que Severus Snape en su mazmorra, finalmente ha encontrado su poción mágica: ¡Confianza en sí mismo! Su vida podría ser la envidia de cualquier personaje de cómic, pues ha aprendido del maestro Jedi Xabi Alonso y del místico Raúl. Hace nada, tenía más lesiones que partidos jugados, pero como el ave fénix, resurgió justo a tiempo para sorprendernos a todos.
Este joven central es la prueba viviente de que estar rodeado de leyendas puede convertirte en uno. Con Ancelotti viéndolo como un Picasso sin descubrir y el benévolo Raúl aconsejándole, Jacobo puede que pronto se líe la manta a la cabeza y termine siendo la nueva estatua del Santiago Bernabéu. Si todo va bien, no pasará mucho antes de que Xabi suba a Jacobo a la nave nodriza del primer equipo y nos cuente cómo es jugar entre las estrellas. ¡Vaya, ni la saga de Star Wars tiene una trama tan emocionante!