Madridistas afinados vs. culés desentonados…
Un nuevo capítulo en el «Himnogate» se acaba de estrenar en la Copa del Rey. A más de uno se le cayeron las patatas bravas de la emoción, quizás hasta el mismísimo Beethoven se removió en su tumba al escuchar aquella sinfónica pelea en directo. Los culés decidieron que iban a participar en el mayor concurso de trompetas humanas, mientras que los madridistas se convirtieron en un coro de ángeles futbolísticos. Entre silbidos, vítores y algún que otro bocinazo, el estadio se convirtió en una auténtica guerra de bandas versión La Liga. ¿Quién ganará esta épica batalla musical? Solo el tiempo (y tal vez los decibelios) lo dirán.
Imagínense a la Real Federación Española de Fútbol, ilusionada como un niño con zapatos nuevos al preparar una estructura de sonido de esas que quieren derretir las orejas. Pero, como en las mejores comedias, la historia se torció. En vez de una aclamación armoniosa que haría sonreír hasta al señor que vende helados en el estadio, los sonidos se mezclaron como en un remix de DJ improvisado. ¿Quién se lleva el Grammy al mejor remix deportivo? ¡Tal vez el estadio gane la medalla de oro por endurance auditiva!
Al final, todo quedó en un curioso intercambio cultural auditivo donde, seguramente, el himno se sintió como en una montaña rusa de emociones. Una parte del estadio se lanzó a cantar como si estuvieran en una boda real, mientras que otros afilaron sus lenguas para producir los silbidos. Así que ya saben, la próxima vez que vayan al estadio, además de una bandera, no estaría de más llevar un diccionario de señales para entender este nuevo idioma deportivo. ¡El fútbol nunca deja de sorprender!