Un tour europeo con manual de instrucciones perdido…
Imaginen por un momento que el Real Madrid es una discoteca donde todos los jugadores quieren lucirse en la pista. En 2005, Julio Baptista llegó a ese club nocturno con toda la intención de ser el DJ de la temporada. Venía con la fama de haber destrozado las pistas de baile en Sevilla, con unos números que hacían que hasta Sergio Ramos se planteara cambiar las botas por unos zapatos de baile. Pero al llegar al Madrid, la cosa se complicó más que resolver un cubo de Rubik a oscuras.
Tras un año de pasillos demasiado largos en el Bernabéu, nuestro amigo Julio ve la oportunidad de lucirse en otra pista: el Arsenal. En Londres, decidió sacar su lado más rockero y probó ser Guns y Roses al mismo tiempo. Se anotó un ‘póker’ de goles contra el Liverpool, así que casi acaba vendiendo entradas para su propio concierto… ¡Pero Wenger no quedó demasiado impresionado! Como si Baptista hubiese dejado sus mejores notas en un acordeón olvidado por ahí.
Luego de un regreso sin muchos ritmos al Real Madrid, viajó por el fútbol cual Phileas Fogg en el tren del gol. Italia, España, Estados Unidos y, por fin, Rumanía, donde colgó las botas cual guitarrista legendario. Aunque no se convirtió en la estrella que el Madrid esperaba, Baptista dejó su marca en la historia del fútbol, cual dinosaurio del rock. Ahora miramos al pasado, y nos preguntamos: ¿se habrá olvidado el manual de instrucciones del DJ al salir del avión?