El drama de Ancelotti: de héroe a casi naufragar…
Había una vez un sabio mago italiano llamado Carlo Ancelotti que convirtió cada partido en oro puro en el Reino del Bernabéu. Estas tierras madridistas, muchas veces consideradas más mágicas que Hogwarts, ovacionaron a su brujo Ancelotti, el entrenador con más títulos que un bibliotecario al que le gustan las enciclopedias. Hasta el presidente Florentino Pérez lloró a moco tendido como si viera llorar al último unicornio en extinción.
Pero llegó la Supercopa, y con ella un Barça en modo apisonadora, ¡y ni el mismísimo Harry Potter podría haber conjurado una remontada! Los goles cayeron del cielo como si fueran Kame Hame Has de Goku, y la resistencia del Madrid quedó al nivel del papel de cocina mojado. Los directivos madridistas, algo así como el Consejo Jedi Blanco, empezaron a afilar sus sables láser sobre el futuro del gran Carlos, mientras Solari, disfrazado de Clark Kent, estaba listo para transformarse en Superman. ¡El drama estaba servido!
Mientras tanto, Xabi Alonso ya afilaba sus clavos para las botas, listo para entrar al cuadrilátero como Rocky Balboa preparado para el combate. Y entonces llegó la Semana Santa de la Champions y cual Juicio Final, la decisión fue tomada: al italiano le dieron el billete hacia su esperada tierra de las sambas, con un sonoro olé y promesa de regreso tipo Terminator. La operación Mundial con Brasil está en marcha. Al final, porque en el Madrid, cuando una puerta se cierra, otra se abre con todo el dramatismo de una telenovela brasileña.