Entrevista: Laporta y las fiestas post-LaLiga…

Después de que Joan Laporta celebrara la victoria del Barcelona lo suficiente como para dejar exhaustos a todos los bailarines de flamenco en un radio de 100 kilómetros, ha aparecido en todos los medios menos en el periódico de su vecina. Todo comenzó en el derby contra el Espanyol, donde los culés no solo ganaron, sino que limpiaron el pasto del RCDE Stadium con la escoba de la victoria a tres bandas. Laporta ha estado tan ocupado dando entrevistas, que aún espera encontrar el wasap, perdido en el limbo del ciberespacio, en el que Florentino Pérez le envía su famosa cordialidad marca Real Madrid.

El barcelonismo ahora recae en los hombros de jóvenes como Gavi y sus amigos, cuyos nombres parecen una alineación diseñada por un escritor de novelas de misterio nórdicas. Mientras tanto, Hansi Flick, con esos ojos azules capaces de hacer competencia al océano, ha entendido que el Barça no solo quiere ganar partidos, sino hacerlo con la gracia de un bailarín de ballet en un campo de minas. Eso sí, Laporta todavía se pregunta si recibir una felicitación de Tebas es tan raro como ver a un cerdo volando escudado con una camiseta del Barça.

Por supuesto, la renovación de Flick está más en suspenso que una telenovela interrumpida por anuncios, pero también se habla del novelón de Yamal y su contrato que está «hablado, no firmado». Entre los cambios en la plantilla y los refuerzos latentes que podrían salir de un sombrero de mago, el Barça se plantea regresar al Spotify Camp Nou como el hijo pródigo que vuelve a casa después de una larga temporada en Montjuïc, con el Gamper como la fiesta de bienvenida. Entretanto, los fans mantienen la fe casi religiosa de que Ansu Fati encontrará su camino hacia la iluminación futbolística.