El misterio de los contratos eternos…

La pandemia llegó cual marciano en partido de fútbol, revolucionando desde las gradas hasta los offices del Real Madrid. En mitad de tanta rareza, Florentino Pérez, en un arrebato al estilo Sherlock Holmes, ideó clavar la bandera blanca del Madrid en terrenos temporales. Sí, mientras los jugadores se quedaban en casa haciendo panes y videollamadas, el presidente creó la ‘cláusula infinita’, digna de una saga de películas de ciencia ficción.

Al buen estilo de ‘La Casa de Papel’, el club blanco logró mantener a sus estrellas por tiempo indefinido, estirando esos contratos como un chicle sabor a títulos, sin importar si las fechas de caducidad quedaban más pasadas que un yogur olvidado en la nevera. La regla era simple: el contrato dura hasta que las competiciones terminen, como si de una telenovela se tratase, sobrevivirá incluso al apocalipsis zombi, o a las rebajas de verano, ¡lo que venga primero!

Así, mientras el planeta deporte lidiaba con arcos vacíos y eco en los estadios, en las oficinas del Madrid creaban una obra maestra contractual que protege a los galácticos como un escudo indestructible ante las arañas del calendario. ¡Tienes que admitir que el poder de la burocracia galáctica es digno de un Balón de Oro!