Modric despide su épica con maratónico abrazo…
¡Ah, las despedidas! Ese momento en el que hasta el agua con gas sabe a champán. Pues Luka Modric, el ilusionista croata de piernas ajenas, dijo adiós al Real Madrid no con pañuelos ni baladas, sino lanzando una camiseta en plan Hércules entregando su toga. ¡Y menuda camiseta, señores! Se la entregó al joven Güler, un turco con más talento en un solo calcetín que un festival de monólogos.
Parece que Modric, cual mago sacando conejos de su chistera, le ha entregado a Güler un chou con sabor a testigo. Dicen por ahí que le tocó hacer lo del trono como el mismísimo Kryptonita. Mientras él le cedía la camiseta cual ritual antiguo, Kroos probablemente estaría en una esquina llevando la batuta de «así se hace». Todavía no se sabe si nuestro prodigio turco aguantará el peso del ’10’, pero las apuestas están que echan humo.
El ’10’, mucho más que un simple número, es como la capa de Superman o esas gafas de leer que te hacen parecer más listo. Y a Luka, después de bajar del autobús, solo le quedó tiempo para dar abrazos dignos de telenovela y sorber por la nariz. Ahora se va con la calma al AC Milan, donde dicen que las pizzas son mejor que las ensaladas madrileñas. A ver si allá le toca ser el músico famoso del nuevo Dream Team italiano. ¡Buona fortuna, Luka!