Lunin, el Houdini del banquillo…

En el Real Madrid, cuando la cosa va mal, todo se convierte en una telenovela más enrevesada que un culebrón venezolano. El presidente va al psicólogo, el entrenador escribe un libro de autoyuda y los jugadores acaban patinando más que Bambi sobre hielo. Y en medio de este melodrama está Lunin, el portero que parece haber saltado del cómic de superhéroes a la jungla del Santiago Bernabéu. Resulta que ahora, con su contrato hasta 2029, es el hombre del momento para varios equipos, incluido el famoso Galatasaray, que no se cansa de mandar corazones por WhatsApp a su agente, Jorge Mendes.

Pero calma, que por ahora esto es solo una reunión más. El bueno de Lunin, mientras tanto, sigue esperando su momento en el banquillo, como el espantapájaros más elegante de la Copa del Rey, sin un atuendo amarillo, pero sí con la camiseta del Real Madrid bien planchada. Eso sí, cuando Courtois se resfría, Lunin es más puntual que un reloj suizo, guardando el arco como quien guarda el selfie con Cristiano Ronaldo.

Allí andan, el Real Madrid y Lunin, como dos jugadores de ajedrez que mueven piezas con la emoción de ver si se zampan la dama. El club está más que feliz de tener al portero en sus filas, pero la tentación de verlo como titular en otro escuadrón es casi tan golosa como un jamón ibérico. Mientras tanto, Lunin sigue recibiendo llamaditas cariñosas de otros equipos, soñando con volar más allá del banquillo y dar saltos de felino en otros campos del mundo.